Dentro del recinto del Santuario Meiji, en la parte sur, nos encontramos con un jardín interior. Sí, un jardín enorme que podría decirse que es un parque dentro de otro parque. Hace más de 400 años el señor feudal de la guerra Kato Kiyomasa, cuya familia vivía en el santuario por aquella época, cavó en él una fuente sin darle más importancia.
Pero con el paso del tiempo y gracias a las hermosas flores que se encuentran en la zona que en julio florecen de una manera espectacular; el lugar ha ido cogiendo fama y varias personas aseguran que su suerte ha cambiado después de tocar el agua que fluye de la fuente. La televisión se hizo eco de estos comentarios y el lugar se ha convertido en una especie de «sitio de la buena suerte», donde arrojando una moneda al agua y tocándola podemos conseguir que nuestra fortuna cambie.
La zona, además tiene un pequeño lago con carpas y diferentes animales dando vueltas por la zona que hacen que nos sintamos en un sitio totalmente alejado de la civilización. Las plantas y flores son simplemente preciosas y el lugar invita a tomar un descanso y pasar un rato sentado en alguno de los bancos.
Para entrar al jardín interior tenemos que pagar una pequeña cuota que personalmente creo que merece la pena sin dudarlo.