Hoy vamos a viajar un poco en el tiempo adentrándonos en el sintonismo hasta llegar a Itsukushima. Seguramente por este nombre muchos de vosotros no sepáis de qué hablamos, pero ¿y si decimos Miyajima? Seguro que ahora sí que os suena un poco más, pues hasta allí nos vamos hoy ¡comenzamos!

Itsukushima está situada bastante al sur de Japón y es una de las muchas islas dentro del Mar Interior de Seto. Su historia se remonta a cientos de años atrás, alrededor del 500 D.C. y está muy relacionada con el sintoismo. Se dice que en el Monte Misen, el más alto de la isla con alrededor de 500 metros sobre el nivel del mar, viven miles de kamis que protegen la isla y a sus habitantes. Aunque no solo está presente la religión shinto, también el budismo, ya que Kobo Daishi construyó en la base del monte una serie de templo que pertenecen al Daisho-in.
Llegados a este punto cabe destacar que Miyajima, el nombre con que todos conocemos a la isla, significa literalmente “isla santuario” y es que el torii que da acceso al santuario Itsukushima y que todos tenemos grabados en la mente, hace que este nombre le venga como anillo al dedo.
El Santuario Itsukushima se fundó en 593, durante el primer año del Periodo Suiko por Saeki Kuramoto, aunque los registros que se tienen nos confirman su existencia desde el 811, momento en que se le conocía como Santuario de la provincia de Aki.

Más tarde, en el año 1168, Taira no Kiyomori, el hombre más poderoso de Japón durante el final del Período Heian, decidió colocar en la isla el santuario principal de su familia, construyendo así lo que hoy realmente conocemos como Santuario Itsukushima.
El lugar es especialmente bonito con la llegada del atardecer, momento en que el sol se pone desde detrás del torii dejándonos unas vistas simplemente impresionantes.

Como es normal en la religión sintoísta el santuario Itsukushima centra el foco en la naturaleza, en este caso el Monte Misen, situándose a sus pies. Los edificios del santuario dispuestos en armonía sobre el mar y el paisaje, forman un maravilloso conjunto que nos da la bienvenida con el fabuloso torii sobre el mar.

Además en el año 1996 el santuario fue nombra por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, gracias a esto y a que está protegido por unas severas leyes de protección cultural, podemos disfrutar de esta auténtica maravilla imprescindible en tu viaje a Japón.